La palabra "maremoto" es utilizada para denominar a una agitación violenta de las olas marinas que a veces se propaga hasta las costas dando lugar a inundaciones. También se los conoce como "tsunamis", un término acuñado en Japón (tsu significa puerto o bahía y nami, ola), un país en donde ocurren con relativa frecuencia. Este tipo de perturbación, usualmente generada por terremotos o volcanes submarinos, e incluso por el impacto de meteoritos, es capaz de viajar a una velocidad de hasta 800 kilómetros por hora. La fuerza del fenómeno es perceptible en toda su intensidad en el momento de llegar a la costa.
Un ejemplo de tsunami, fue el ocurrido en Indonesia en el 2004.Aquí un vídeo, donde se puede observar como la gran ola del mar se adentra en la ciudad.
jueves, 11 de junio de 2009
Formas de generarse un maremoto
Existen otros mecanismos generadores de maremotos menos corrientes que también pueden producirse por erupciones volcánicas, deslizamientos de tierra, meteoritos o explosiones submarinas. Estos fenómenos pueden producir olas enormes, mucho más altas que las de los maremotos corrientes. Se trata de los llamados megamaremotos, término que, si bien no es científico, puede usarse de forma poco rigurosa para referirse a los maremotos generados por causas no tectónicas. De todas estas causas alternativas, la más común es la de los deslizamientos de tierra producidos por erupciones volcánicas explosivas, que pueden hundir islas o montañas enteras en el mar en cuestión de segundos. También existe la posibilidad de desprendimientos naturales tanto en la superficie como debajo de ella. Este tipo de maremotos difieren drásticamente de los maremotos tectónicos.
En primer lugar, la cantidad de energía que interviene. Está el terremoto del Océano Índico de 2004, con una energía desarrollada de unos 32.000 MT. Solo una pequeña fracción de ésta se traspasará al maremoto. Por el contrario, un ejemplo clásico de megamaremoto sería la explosión del volcán Krakatoa, cuya erupción generó una energía de 300 MT. Sin embargo, se midió una altitud en las olas de hasta 50 m, muy superior a la de las medidas por los maremotos del Océano Índico. La razón de estas diferencias estriba en varios factores. Por una parte, el mayor rendimiento en la generación de las olas por parte de este tipo de fenómenos, menos energéticos pero que transmiten gran parte de su energía al mar. En un seísmo (o sismo), la mayor parte de la energía se invierte en mover las placas. Pero, aun así, la energía de los maremotos tectónicos sigue siendo mucho mayor que la de los megamaremotos. Otra de las causas es el hecho de que un maremoto tectónico distribuye su energía a lo largo de una superficie de agua mucho mayor, mientras que los megamaremotos parten de un suceso muy puntual y localizado. En muchos casos, los megamaremotos también sufren una mayor dispersión geométrica, debido justamente a la extrema localización del fenómeno. Además, suelen producirse en aguas relativamente poco profundas de la plataforma continental. El resultado es una ola con mucha energía en amplitud superficial, pero de poca profundidad y menor velocidad. Este tipo de fenómenos son increíblemente destructivos en las costas cercanas al desastre, pero se diluyen con rapidez. Esa disipación de la energía no sólo se da por una mayor dispersión geométrica, sino también porque no suelen ser olas profundas, lo cual conlleva turbulencias entre la parte que oscila y la que no. Eso comporta que su energía disminuya bastante durante el trayecto.
Recreación gráfica de un maremoto aproximándose a la costa.El ejemplo típico, y más cinematográfico, de megamaremoto es el causado por la caída de un meteorito en el océano. De ocurrir tal cosa, se producirían ondas curvas de gran amplitud inicial, bastante superficiales, que sí tendrían dispersión geométrica y disipación por turbulencia, por lo que, a grandes distancias, quizá los efectos no serían tan dañinos. Una vez más los efectos estarían localizados, sobre todo, en las zonas cercanas al impacto. El efecto es exactamente el mismo que el de lanzar una piedra a un estanque. Evidentemente, si el meteorito fuera lo suficientemente grande, daría igual cuán alejado se encontrara el continente del impacto, pues las olas lo arrasarían de todas formas con una energía inimaginable. Maremotos apocalípticos de esa magnitud debieron producirse hace 65 millones de años cuando un meteorito cayó en la actual península de Yucatán. Este mecanismo generador es, sin duda, el más raro de todos; de hecho, no se tienen registros históricos de ninguna ola causada por un impacto.
Algunos geólogos especulan que un megamaremoto podría producirse en un futuro próximo (en términos geológicos) cuando se produzca un deslizamiento en el volcán de la parte inferior de la isla de La Palma, en las Islas Canarias (Cumbre Vieja). Sin embargo, aunque existe esa posibilidad (de hecho algunos valles de Canarias, como el de Güímar (Tenerife) o el del Golfo (El Hierro) se formaron por episodios geológicos de este tipo), no parece que eso pueda ocurrir a corto plazo, sino dentro de cientos o miles de años. Esta especulación ha causado una cierta polémica, siendo tema de discusión entre distintos geólogos. Un maremoto es un peligro para el lugar en que se encuentre o se origine, pero también este fenómeno tiene ventajas hacia nuestro planeta...
En primer lugar, la cantidad de energía que interviene. Está el terremoto del Océano Índico de 2004, con una energía desarrollada de unos 32.000 MT. Solo una pequeña fracción de ésta se traspasará al maremoto. Por el contrario, un ejemplo clásico de megamaremoto sería la explosión del volcán Krakatoa, cuya erupción generó una energía de 300 MT. Sin embargo, se midió una altitud en las olas de hasta 50 m, muy superior a la de las medidas por los maremotos del Océano Índico. La razón de estas diferencias estriba en varios factores. Por una parte, el mayor rendimiento en la generación de las olas por parte de este tipo de fenómenos, menos energéticos pero que transmiten gran parte de su energía al mar. En un seísmo (o sismo), la mayor parte de la energía se invierte en mover las placas. Pero, aun así, la energía de los maremotos tectónicos sigue siendo mucho mayor que la de los megamaremotos. Otra de las causas es el hecho de que un maremoto tectónico distribuye su energía a lo largo de una superficie de agua mucho mayor, mientras que los megamaremotos parten de un suceso muy puntual y localizado. En muchos casos, los megamaremotos también sufren una mayor dispersión geométrica, debido justamente a la extrema localización del fenómeno. Además, suelen producirse en aguas relativamente poco profundas de la plataforma continental. El resultado es una ola con mucha energía en amplitud superficial, pero de poca profundidad y menor velocidad. Este tipo de fenómenos son increíblemente destructivos en las costas cercanas al desastre, pero se diluyen con rapidez. Esa disipación de la energía no sólo se da por una mayor dispersión geométrica, sino también porque no suelen ser olas profundas, lo cual conlleva turbulencias entre la parte que oscila y la que no. Eso comporta que su energía disminuya bastante durante el trayecto.
Recreación gráfica de un maremoto aproximándose a la costa.El ejemplo típico, y más cinematográfico, de megamaremoto es el causado por la caída de un meteorito en el océano. De ocurrir tal cosa, se producirían ondas curvas de gran amplitud inicial, bastante superficiales, que sí tendrían dispersión geométrica y disipación por turbulencia, por lo que, a grandes distancias, quizá los efectos no serían tan dañinos. Una vez más los efectos estarían localizados, sobre todo, en las zonas cercanas al impacto. El efecto es exactamente el mismo que el de lanzar una piedra a un estanque. Evidentemente, si el meteorito fuera lo suficientemente grande, daría igual cuán alejado se encontrara el continente del impacto, pues las olas lo arrasarían de todas formas con una energía inimaginable. Maremotos apocalípticos de esa magnitud debieron producirse hace 65 millones de años cuando un meteorito cayó en la actual península de Yucatán. Este mecanismo generador es, sin duda, el más raro de todos; de hecho, no se tienen registros históricos de ninguna ola causada por un impacto.
Algunos geólogos especulan que un megamaremoto podría producirse en un futuro próximo (en términos geológicos) cuando se produzca un deslizamiento en el volcán de la parte inferior de la isla de La Palma, en las Islas Canarias (Cumbre Vieja). Sin embargo, aunque existe esa posibilidad (de hecho algunos valles de Canarias, como el de Güímar (Tenerife) o el del Golfo (El Hierro) se formaron por episodios geológicos de este tipo), no parece que eso pueda ocurrir a corto plazo, sino dentro de cientos o miles de años. Esta especulación ha causado una cierta polémica, siendo tema de discusión entre distintos geólogos. Un maremoto es un peligro para el lugar en que se encuentre o se origine, pero también este fenómeno tiene ventajas hacia nuestro planeta...
Otros maremotos causados.
26 de agosto de 1883 Maremoto en Krakatoa , Indonesia resulta en 36,000 mil muertos.
Krakatoa o Krakatau , pequeña isla volcánica situada en el suroeste de Indonesia, en el estrecho de la Sonda, entre Java y Sumatra. Hasta la noche del 26 de agosto de 1883, Krakatoa tenía una extensión de unos 47 km 2 , pero en esa fecha, una erupción volcánica que se había manifestado de manera intermitente desde el 20 de mayo, culminó en una serie de explosiones enormes que destruyeron la mayor parte de la isla. Junto con la erupción, se produjeron maremotos que levantaron olas de hasta 35 m de altura y que recorrieron distancias de hasta 13.000 km. Las gigantescas olas causaron la muerte de unas 36.000 personas en las costas de Java y Sumatra, y destruyeron una cantidad incalculable de propiedades. Una de las explosiones produjo uno de los mayores ruidos de la historia: el estruendo se oyó a 4.800 km de distancia. Las corrientes de aire esparcieron la roca expulsada en forma de polvo fino por toda la atmósfera superior. Aún tres años después, describían observadores de todo el mundo el crepúsculo y el alba de brillante colorido producidos por la refracción de los rayos solares en esas partículas minúsculas. En 1927 comenzaron nuevas erupciones volcánicas en el fondo del mar, del que surgió una nueva isla en el mismo lugar conocida como Anak Krakatoa (hijo de Krakatoa ). Esta isla sobrepasó la superficie del mar en 1928, y en 1973 ya alcanzaba una altura de 190 metros. La isla está deshabitada.
Japón
Los terremotos son frecuentes en Japón. Un estudio mostró que las perturbaciones sísmicas, sobre todo de naturaleza menor, ocurrían más de tres veces al día. Las investigaciones geológicas han demostrado que bajo el impacto continuo de estas perturbaciones la costa occidental de las islas niponas se está asentando, mientras que la del Pacífico está en ascenso. Las costas orientales están expuestas a terremotos de gran intensidad que afectan a grandes áreas y normalmente están acompañados por grandes maremotos; parece que estas ondas comienzan cerca de la costa nororiental de Honsh ū, donde se cree que existe un gigantesco cráter marino a más de 8.000 m de profundidad. El terremoto más catastrófico de la historia nipona tuvo lugar en 1923; su epicentro se localizó en la bahía de Sagami y afectó a Tokio y Yokohama provocando 150.000 víctimas. En 1995 la ciudad portuaria de Kōbe se vio afectada por un seísmo que causó 5.000 víctimas.
Collao , Perú. Año 1746.
En 1746 un terremoto seguido de un maremoto causó 6.000 víctimas.
Lisboa, Portugal. Año 1755.
En 1755 un terremoto, seguido de un maremoto y de un incendio, destruyó gran parte de la ciudad.
Krakatoa o Krakatau , pequeña isla volcánica situada en el suroeste de Indonesia, en el estrecho de la Sonda, entre Java y Sumatra. Hasta la noche del 26 de agosto de 1883, Krakatoa tenía una extensión de unos 47 km 2 , pero en esa fecha, una erupción volcánica que se había manifestado de manera intermitente desde el 20 de mayo, culminó en una serie de explosiones enormes que destruyeron la mayor parte de la isla. Junto con la erupción, se produjeron maremotos que levantaron olas de hasta 35 m de altura y que recorrieron distancias de hasta 13.000 km. Las gigantescas olas causaron la muerte de unas 36.000 personas en las costas de Java y Sumatra, y destruyeron una cantidad incalculable de propiedades. Una de las explosiones produjo uno de los mayores ruidos de la historia: el estruendo se oyó a 4.800 km de distancia. Las corrientes de aire esparcieron la roca expulsada en forma de polvo fino por toda la atmósfera superior. Aún tres años después, describían observadores de todo el mundo el crepúsculo y el alba de brillante colorido producidos por la refracción de los rayos solares en esas partículas minúsculas. En 1927 comenzaron nuevas erupciones volcánicas en el fondo del mar, del que surgió una nueva isla en el mismo lugar conocida como Anak Krakatoa (hijo de Krakatoa ). Esta isla sobrepasó la superficie del mar en 1928, y en 1973 ya alcanzaba una altura de 190 metros. La isla está deshabitada.
Japón
Los terremotos son frecuentes en Japón. Un estudio mostró que las perturbaciones sísmicas, sobre todo de naturaleza menor, ocurrían más de tres veces al día. Las investigaciones geológicas han demostrado que bajo el impacto continuo de estas perturbaciones la costa occidental de las islas niponas se está asentando, mientras que la del Pacífico está en ascenso. Las costas orientales están expuestas a terremotos de gran intensidad que afectan a grandes áreas y normalmente están acompañados por grandes maremotos; parece que estas ondas comienzan cerca de la costa nororiental de Honsh ū, donde se cree que existe un gigantesco cráter marino a más de 8.000 m de profundidad. El terremoto más catastrófico de la historia nipona tuvo lugar en 1923; su epicentro se localizó en la bahía de Sagami y afectó a Tokio y Yokohama provocando 150.000 víctimas. En 1995 la ciudad portuaria de Kōbe se vio afectada por un seísmo que causó 5.000 víctimas.
Collao , Perú. Año 1746.
En 1746 un terremoto seguido de un maremoto causó 6.000 víctimas.
Lisboa, Portugal. Año 1755.
En 1755 un terremoto, seguido de un maremoto y de un incendio, destruyó gran parte de la ciudad.
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